Una cosa es leerlo o escucharlo y otra cosa es vivirlo! Además, como decidirse si por un lado la intrucción es una y por el otro lado es todo lo contrario! Báñalo, no lo bañes; ponle la Polio ya!, no se la pongas todavía!; Dale pecho a libre demanda!, hazle un horario de comidas!; deja que duerma en tu regazo y pegado al pecho!, que se duerma en su cuna!; abrígalo!, destápalo!; ponte glicerina en los pezones!, no! mejor ponte manzanilla!, no, no! mejor ponte unas gotas de leche materna!... En fin, termina una agotada, confundida y a veces con la sensación de que jamás podrá hacerlo bien con o sin ayuda...
Al final descubro, que está bien escuchar para afuera, pero también me da resultados escuchar para adentro, confiar en mi intuición y en lo que me ha enseñado mi bebé de si mismo en estos días.
Los primeros 12 días con Sebastian han sido de descubrimiento y reconocimiento mutuo. Adicionalmente para mi, han sido también días para descubrirme a mi misma en una faceta cuya rutina podía imaginarme vagamente. Lo que no podía imaginarme ni remotamente son las emociones y las sensaciones que despierta el ser mamá, a cargo de un ser diminuto e indefenso, frágil, vulnerable y tierno.
Ver a Sebastian, ser dichosa al alimentarlo de mi pecho, derretirme de ternura cuando me mira a los ojos, limpiarle el rabito y no importarme si me ensucio de caca o pipí , llorar con cada llanto suyo, despertarme a media noche para ver si el está bien o necesita algo, aguantarme el hambre o las ganas de ir al baño para no interrumpir lo que esté haciendo con él, desatender temporalmente otros roles sin pensarlo dos veces, para dedicarme a él...
Supongo que ser mamá es todo esto y mil cosas más que están por venir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario